Testimonio sobre el origen de la falsa Comunidad Lule del Nogalito

El Sr. Germán Alfredo Gutiérrez, primer responsable de la comisión que luego se transformaría en la falsa comunidad Lule del Nogalito, explica como se gestó y llevó a cabo, con la ayuda de algunos abogados.

Lo que se lee en este testimonio, muchas veces ha sido presentado y denunciado ante las autoridades del Instituto Nacional Indígena, Defensoría del Pueblo de Tucumán y de la Nación Argentina, Secretaría de Derechos Humanos, a la Sra. Presidenta de la Nación Argentina, autoridades de la Provincia de Tucumán, Poder Judicial de la provincia, Poder Judicial Federal etc. TODOS HACEN OÍDOS SORDO, TODOS PREFIEREN SEGUIR CON EL FALSO RELATO. NINGUNO RESPETA EL DERECHO A LA PROPIEDAD PRIVADA, CLARAMENTE EXPRESADO EN LA CONSTITUCIÓN ARGENTINA. TODOS ELLOS SABEN LA VERDADERA HISTORIA Y SON CÓMPLICES DE LOS ATROPELLOS A LA PROPIEDAD PRIVADA, AL ENTREGAR EN LA CASA DE GOBIERNO, DE LA PROVINCIA DE TUCUMÁN, CARPETAS DE RELEVAMIENTOS TERRITORIALES, REALIZADOS SOBRE TERRENOS PRIVADOS.

TESTIMONIO

Yo Germán Alfredo Gutiérrez, DNI 21.562.647 con plena libertad y sin presión de ningún tipo, vengo a manifestar y hacer constar lo siguiente: “El 20 de julio de2002 el abogado Francisco Alberto Salado (MAT. PROF. 968), me invitó a una reunión en Amaicha del Valle de la provincia de Tucumán. Él me manifestó, que esa reunión era muy importante para nuestra zona de El Nogalito, departamento de Lules, por los conflictos con las tierras que estábamos teniendo. Fuimos a esa reunión: mi suegro Luis Prudencio “Camito” Pérez (DNI 8.100.255) con domicilio en El Nogalito, Carlos Alberto “Morocho” Díaz (DNI 8.510.954), con domicilio en El Nogalito y cuñado de mi suegro, Manuel Antonio Pérez (DNI 13.377.189) con domicilio en El Nogalito, hermano de mi suegro y yo.

En Amaicha del Valle participamos de una reunión donde estuvieron presentes,. Miguel Santos Pastrana y su asesor legal el abogado Raúl Horacio Bejas (MAT PROF. 1669-Lº F-Fº 182 MAT. FED. Tª 97-Fº 182). También estuvieron presentes Mario Quinteros, el abogado Eduardo Alfredo Nieva, Rosa Beltrán oriunda de Trancas. Además estuvo presente Héctor Moya con otras personas.
En esa reunión de Amaicha del Valle tomó la palabra Mario Quinteros quien nos presentó como vecinos de El Nogalito. Él los interiorizo del conflicto que teníamos por la posesión de las tierras con el abogado Gustavo Brígido Terán Molina (DNI 11.620.640, MAT. PROF. 2723-Fed. 85-F 014) y su cliente Carlos Alberto Díaz “Talacho” (DNI 11.238717) con domicilio en la calle Díaz Vélez 1491 de San Miguel de Tucumán, quienes pretendían adueñarse de nuestras tierras. Después, continuó hablando de algunas leyes que nosotros desconocíamos del INAI (Instituto de Asuntos Indígenas). Ahí en Amaicha del Valle recién conocimos de la existencia del INAI. El insistió que mediante estas leyes, nosotros íbamos a salvar nuestra propiedad. Después Mario Quinteros nos cedió la palabra. El primero que habló fue el hermano de mi suegro, Manuel Antonio Pérez (DNI 13.377.189) y luego hablé yo. A ellos les expliqué que las tierras de El Nogalito eran todas propiedades privadas y cual era nuestro actual problema con Carlos Alberto “Talacho” Díaz (DNI 11.238.717 y su abogado el Dr. Gustavo Brigido Terán Molina. Les expliqué que el propietario de toda la Estancia del Nogalito de 4.600 hectáreas fue Don Mateo Cruz desde 1849 y que en 1905 se hizo un deslinde judicial de la estancia. La propiedad donde están nuestras tierras fue la parte adjudicada a los hijos del matrimonio de Doña María Lorenza Cruz viuda de Zacarías Pérez, hija de Don Mateo Cruz.

El deslinde y el plano fue realizado por el ingeniero Manuel Courel por orden del Juez de Primera Instancia en lo Civil Dr. E. Padilla. A partir de ese momento la estancia quedó dividida en seis (6) nuevas propiedades adjudicadas a los herederos . Todos los mojones colocados en 1905, fueron luego verificados en el juicio de: “Reposición de mojones de la Estancia Potrero de El Nogalito, de Tiburcio Villarrubia y otros” del año 1949. El abogado Gustavo Brígido Terán Molina y su cliente Carlos Alberto Díaz “Talacho” (DNI 11.238717) pretendieron correr los mojones que separaban las propiedades que eran de Francisco Solano Pérez y de su tío Anselmo Cruz, la cual va de este a oeste desde el deslinde de 1905 y nosotros se lo impedimos. Ellos me preguntaron porqué hablaba de deslinde judicial, por que ellos tenían entendido que El Nogalito no tenía títulos. Este planteo de que no existían títulos en El Nogalito, generó una discusión entre todos los presentes conmigo. Entonces les expliqué que Solano Pérez (DNI 3.614.850), el padre de mi suegro Luis Prudencio “Camito” Pérez (8.100.255), inicio en el año 1961 la sucesión de su padre Francisco Pérez (1881 -1954) y de su abuelo Francisco Solano Pérez (1859 -1909), quien era hijo de Doña María Lorenza Cruz viuda de Zacarias Pérez. (Juicio Sucesorio: Pérez Francisco y otros S/ Sucesión. Expte. 222.381/61 Juzgado Civil y Comercial de la V Nom. Secretaría 10ª). Años después Solano Pérez (DNI 3.614.850), el padre de mi suegro junto con su hermano José Pérez, vendieron sus derechos y acciones hereditarios al señor Alberto Miguel Terrera. El 4 de setiembre de 1997 mi suegro Luis Prudencio “Camito” Pérez, le compró mediante escritura pública al señor Alberto Miguel Terrera los derechos y acciones hereditarios, de su padre Solano Pérez (3.614.850) y de su tío José Pérez que le correspondían sobre la sucesión de Francisco Solano Pérez (1859-1909) y otros. Luego les expliqué que mi suegro inicio en el 2001 un juicio sobre interdicto posesorio contra Carlos Alberto “Talacho” Díaz (DNI 11.238.717) y su abogado Gustavo Brígido Terán Molina. En esta reunión en Amaicha del Valle, las personas arriba nombradas, nos dijeron insistentemente que sus leyes indígenas protegían nuestras tierras. Que dichas leyes nos salvarían a nosotros, de los atropellos y turbaciones del abogado Gustavo Brígido Terán Molina y su cliente, Carlos Alberto “Talacho” Díaz (DNI 11.238.717). Las personas presentes en esa reunión, nos preguntaron si los habitantes de El Nogalito, conocían y vivían de acuerdo a las pautas de organización social y cultural de los pueblos indígenas. Si nuestras tierras eran de uso comunitario. A lo que expresé que en el Nogalito nunca existió entre los vecinos y propietarios la conciencia de ser indígenas. Todas las propiedades eran privadas. Jamás existió la práctica de cultivos en tierras comunitarias. Más aún les manifesté que la única conciencia que teníamos era que todos descendíamos de Don Mateo Cruz quien era descendientes de español y dueño de la estancia de El Nogalito. Las personas allí presentes, nos dijeron que teníamos que formar una comisión directiva y elegir un presidente. Mi suegro y yo asistimos a esa reunión en Amaicha del Valle y luego a otras posteriores en Yerba Buena y el Cadillal, buscando una solución a nuestro conflicto por la turbación de la posesión de nuestras tierras en El Nogalito. De regreso a la ciudad el abogado Francisco Alberto Salado (MAT. PROF. 968), me propuso ser el presidente de esa comisión que se iba a formar en el Nogalito.

Al poco tiempo de la reunión de Amaicha del Valle, Eduardo Martínez y el abogado Oscar Flores (con esos nombres y apellidos se dieron a conocer), por intermedio de Manuel Joaquín Pérez nos invitaron a mi suegro y a mi, a una reunión un día lunes con cinco personas de los valles. El lugar de la reunión fue en la casa de la Bartolina “Tola” Pérez, hermana de Manuel Joaquín Pérez (DNI 22.534.924). La casa está ubicada en el barrio Castillo de Yerba Buena. Estas cinco personas de los valles eran Miguel Ángel Pastrana de Amaicha del Valle y Rosa Beltrán de la zona de Trancas a quienes ya conocimos en la reunión de Amaicha del Valle. Las otras personas eran Amancio Nieva de Tolombón, Juan Reinoso de Quilmes y Julio Carrazano de los Valles Calchaquíes a quienes conocimos ahí en esa reunión. Además, en esa reunión estuvieron presentes Manuel Joaquín Pérez (DNI 22.534.924), sus hermanos José Gregorio “Goyo” Pérez (DNI 8.105.795), Simón Honorio Pérez (DNI 18.255.509), Patricio Timoteo “Pachi” (DNI 12.019.447), Bartolina “Tola” Pérez (DNI 22.534.924), su cuñado Chicho López, Carlos Alberto “Morocho” Díaz (DNI 8.510.954) y su esposa Adela Mercedes “Mecha” Pérez (DNI 4.646.623), Petrona Dominga Arce (DNI 1.799.301), mi suegro Luis Prudencio “Camito” Pérez (DNI 8.100.255), su hermano Manuel Antonio Pérez (DNI 13.377.189) y yo. Ninguna de estas personas participo ni nos apoyaron cuando se inicio en año 2001 el conflicto de turbación por la posesión de la tierras. Manuel Joaquín Pérez (22.534.924) desde el año 1996 trabajaba como casero en un complejo educacional en el Cadillal. El vive con su esposa Fanny Elizabeth Amid (DNI 24.059.901) y sus hijos en Villa Mariano Moreno. Nunca tuvo casa en El Nogalito porque se fue adolescente de ahí. José Gregorio “Goyo” Pérez (DNI 8.105.795) casada con Carmen Leonor Arce (DNI 6.394.924) vivía y vive actualmente en el Siambón frente al Monasterio Benedictino en la propiedad de su esposa. Simón Honorio Pérez (18.255.509) era en ese momento y es actualmente casero de un complejo educacional en Villa Nougues. El vive con su esposa y sus hijos actualmente en San Pablo. Nunca vivieron en El Nogalito. Patricio Timoteo “Chichi” Pérez (DNI 12.019.447) casado con Elva Rosalía Lencina (DNI 17.779.629) vive con su esposa y sus hijos en la propiedad de mi suegro, Luis Prudencio “Camito” Pérez. Chicho López está casado con Petrona M. Pérez (DNI 10.835.758), hermana de Manuel Joaquín Pérez (DNI 22.534.924). El es de San Pablo donde vive con su esposa y sus hijos. Bartolina “Tola” Pérez (DNI 22.534.924) vivía, y vive actualmente con sus hijos en la casa ubicada en barrio Castillo en Yerba Buena. Todas estas personas son hijos de Ángel José Pérez, quien se encuentra sepultado en el cementerio de Raco; el era primo hermano y arrendatario de Solano Pérez (DNI 3.614.850) el padre mi suegro. Solano Pérez y Ángel José Pérez eran nietos de Francisco Solano Pérez (1859-1909) bisnietos de Doña Lorenza Cruz y tataranietos de Don Mateo Cruz. Ellos quedaron fuera de la sucesión porque no se quisieron presentar. Carlos Alberto “Morocho” Díaz (DNI 8.510.255) y su esposa Adela Mercedes “Mecha” Pérez (DNI 4.646.623) viven con sus hijos en la propiedad de los herederos del Dr. David Moya cómo tenedores precarios. Los herederos Moya son comuneros de la Comunidad de Amaicha del Valle . Dominga Petrona Arce (DNI 1.799301) era también arrendataria de Solano Pérez (3.614.850), el padre de mi suegro y viven en la propiedad del camping. Manuel Antonio Pérez (DNI 13.377.189) es hermano de mi suegro Luis Prudencio “Camito” Pérez (DNI 8.100.255) y vive dentro de su propiedad.

El motivo de esta reunión fue para proponernos la formación de una comisión para nuestra zona de El Nogalito. En esa reunión, Manuel Joaquín Pérez nos propuso abiertamente formar una comunidad indígena. Nos dijo que nos teníamos que unir por nuestro conflicto de turbación de las tierras contra el abogado Gustavo Brígido Terán Molina y su cliente Carlos Alberto “Talacho” Díaz (11.238.717) con domicilio en la calle Díaz Vélez 1491 de San Miguel de Tucumán. Yo les expresé en ese momento mi sorpresa y desacuerdo. Ninguno de los que estaban por esa parte de El Nogalito en esa reunión, en el año 2001 nos ayudaron cuando se inicio el conflicto y ahora habían cambiado de opinión. Además en ese año todos los habitantes de El Nogalito teníamos la conciencia que descendíamos de Don Mateo Cruz que era español y no existía conciencia indígena.

Eduardo Martínez y el abogado Oscar Flores nos hablaron de que la formación de la comisión tenía dos etapas. La primera etapa era formar la comisión directiva y después que la segunda etapa era de asesoramiento. También nos dijeron que nos iban a enseñar como defender el patrimonio de los indígenas diaguitas. Nos hablaron de que nos iban a dar un camión para sacar las verduras para el mercado. Además ellos nos iban a gestionar subsidios para mejorar nuestras producciones. Ese día se decidió realizar la segunda reunión para el día miércoles de esa semana, en el mismo lugar y a la misma hora, a la cual no asistí, por razones de trabajo.

A la segunda reunión del día miércoles, para formar la comisión, fueron los abogados Oscar Flores y Francisco Alberto Salado. Mi suegro Luis Prudencio “Camito” Pérez asistió y después él me contó que: “en esa reunión estuvieron presentes las mismas personas de la primera reunión, junto con los abogados antes mencionados y María Santos Córdoba (DNI 8.932.029), viuda de José Ángel Pérez y madre de Manuel Joaquín Pérez. En esta reunión, sin mi presencia, me eligieron por votación unánime como presidente de la comisión directiva; a Manuel Joaquín Pérez (DNI 22.534.924) como secretario y a Carlos Alberto “ Morocho” Díaz (DNI 8.510.954) como tesorero. En esta reunión se planteó la necesidad de conocer bajo que etnia indígena se podría inscribir la comisión, como diaguita o lules. Luego de discutirlo, decidieron que serían descendientes de los indígenas diaguitas, pero se nos iba a confirmar después de buscar por internet. Al terminar la reunión se decidió hacer la próxima reunión el siguiente sábado de esa semana, en El Nogalito. La reunión se haría en la casa del Morocho Díaz (DNI 8.510.954) con un asado. Ese día íbamos a firmar el acta de constitución de la comisión. Y ahí íbamos a decidir finalmente si éramos indígenas diaguitas o lules, después de haber buscado más datos en “internet”. Eduardo Martínez de nuevo por intermedio de Manuel Joaquín Pérez (DNI 22.534.924) nos invitó a mi suegro y a mí, a una reunión el día viernes de esa semana en el Cadillal. El vive en el cerro Ñorco que queda por la zona de Anca Juli, Trancas. Se movilizaba en un auto último modelo. El lugar de la reunión era en el complejo educacional donde trabajaba Manuel Joaquín Pérez (DNI 22.534.924) como casero. Nosotros decidimos participar de esa reunión en el Cadillal. En ese tiempo Manuel Joaquín Pérez era asesorado por dos “Religiosos” de la zona del Siambón, quienes estuvieron en la reunión. En esa reunión estuvimos representando al El Nogalito: Manuel Joaquín Pérez (DNI 22.534.924), mi suegro Luis Prudencio “Camito” Pérez (DNI 8.100.255) y yo. También asistieron Rosa Beltrán de la zona de Trancas y Eduardo Martínez. Primero se celebró la misa en una capilla abierta del complejo educacional y se dio la comunión. Después de la misa, Rosa Beltrán se ubicó en el lugar donde se lee el evangelio y comenzó a hablarnos de los pueblos indígenas de toda América y de la Argentina. Nombró a los pueblos de los aztecas, los incas, etc. Ella tenía detrás del púlpito un mapa de la Argentina, donde iba señalando los lugares que habían habitado los pueblos indígenas. Luego nos habló un Sacerdote, de los dos que estaban presentes, de los indígenas tobas. Fue localizando en el mapa los lugares donde ellos vivieron. Lo mismo hizo en el mapa con los indígenas diaguitas y otros pueblos. Después nos habló de los indígenas lules y señaló en ese mapa las zonas de Raco, el Siambón, El Nogalito, de Potrero de las Tablas como los lugares donde, según él habitaron. Después de la charla de este religioso, las personas presentes opinaron que la comisión tenía que ser de la etnia de los indígenas lules. En esta reunión finalmente se definió que la etnia indígena lules daría origen a la comunidad. Ya no sería diaguita.

Al Otro día de esa reunión en el Cadillal, nos reunimos en el Nogalito. Era día sábado. Fue en la casa del Carlos Alberto “Morocho” Díaz (DNI 8.510.954) y para esa reunión fueron invitados algunos vecinos y propietarios de El Nogalito. Algunos son propietarios en las tierras que fueron de Anselmo Cruz hijo de Don Mateo Cruz como las familias Vildoza, Villarrubia y Lencina. Estos vecinos y propietarios pensaron que la reunión era para formar una cooperativa. La abogada Adriana Celina de Fátima Budeguer (MAT. PROF. 4284-Lº J-F 263) nos había sugerido tiempo atrás de formar una cooperativa. Esto era lo que veníamos analizando entre algunos vecinos. Ellos quedaron confundidos porque originariamente nuestro anhelo era formar una comisión para dar inicio a una cooperativa.

El objetivo de esa reunión en El Nogalito, fue para comunicarles a algunos vecinos que no fueron invitados a las dos anteriores reuniones realizadas en Yerba Buena, quienes habíamos sido elegidos para formar la comisión directiva. También en esa reunión se aprovechó para hacer firmar el acta constitutiva. Esa acta la redactó Eduardo Martínez. Él trajo a la reunión, el libro con el acta ya hecha para que la firmáramos. Todos los presentes en esa reunión, estuvieron de acuerdo con que yo fuera el presidente, luego firmamos de común acuerdo el acta de constitución de la comisión. Eduardo Martínez en esa reunión nos dijo que tenía una secretaria que iba a hacer el estatuto. El acta de constitución y el estatuto eran documentos necesarios para poder gestionar los subsidios en el INAI. El nos manifestó que era necesario que cada uno de las personas colaborara con $10. Así lo hicimos, recolectando entre los presentes cerca de $ 350. Muchos de los presentes en esta reunión quedaron confundidos, por el tema de reconocerse indígenas. Sin embargo había un gran deseo de nuestros vecinos por ayudarnos a solucionar el conflicto que teníamos con la posesión de las tierras, mi suegro Luis Prudencio “Camito” Pérez (DNI 8.100.255) y yo. Por otro lado, no eran nada despreciables todos los beneficios que ofrecía la posibilidad de reconocernos indígenas. Todos estos temas generaron mucha confusión y temor entre nuestros vecinos. Nosotros no teníamos conciencia indígena y estábamos faltando a la verdad. En esa reunión en El Nogalito, nos pusimos de acuerdo de reunirnos el día sábado de la semana siguiente en el mismo lugar, en la casa del Carlos Alberto “Morocho” Díaz (DNI 8.510.954). El objeto de la próxima reunión fue para firmar el estatuto de la comisión.

Al finalizar la reunión Eduardo Martínez fue a la casa de mi suegro Luis Prudencio “Camito” Pérez. Conversando con mi suegro sobre el conflicto de turbación de las tierras con el abogado Gustavo Brígido Terán Molina y su cliente Carlos Alberto “Talacho” Díaz (DNI 11.238717), le dijo que la única solución era reconocerse indígenas. A mi suegro no le gusto esta idea de reconocerse indígena, porque estaba basada en una mentira. Como buen criollo y hombre de campo empezó a sospechar de las intenciones de Eduardo Martínez. A mi suegro, le llamó también la atención que nunca en El Nogalito se había hablado entre las familias de descender de aborígenes. De repente surgía esta propuesta por el simple hecho de poder solucionar el conflicto que teníamos nosotros con las tierras. Para mi suegro esto era la famosa “picardía criolla” de algunos abogados, al mentir, que éramos indígenas, por oscuros intereses económicos e ideológicos. Para lograr este objetivo teníamos primero que formar una comisión directiva y luego constituir una comunidad indígena. El conflicto por las tierras de esa parte de El Nogalito, era puntualmente nuestro. El resto de los propietarios y descendientes de Don Mateo Cruz no tenían ningún problema. Más aún, ya había desde hacia muchos años nuevos vecinos y propietarios en la zona.

Conversando con mi suegro acerca de lo que había dicho Eduardo Martínez de que “la única solución era reconocerse indígenas”, a nosotros nos llamó mucho la atención de la manera tan rápida que se realizaban las reuniones. Teníamos las sospechas que estábamos siendo manipuleados en nuestra identidad de criollos y en nuestros miedos de que nos robaran las tierras. Hasta ese momento no tuvimos tiempo para poder reflexionar tranquilos y pensar las cosas que nos estaban proponiendo. Todo lo que se hizo fue con la presencia de terceros, extraños, que eran antiguos conocidos de Manuel Joaquín Pérez. Este grupo de abogados, de dirigentes indígenas, de religiosos y la mayoría de los familiares de Manuel Joaquín Pérez en el 2002 fueron los que decidieron que los habitantes de la comunidad de El Nogalito tendrían en adelante una nueva conciencia de ser indígenas lules. En conclusión, en esa semana del año 2002 hubo cuatro reuniones: dos en Yerba Buena, los días lunes y miércoles, la tercera el día viernes en el Cadillal y la cuarta el día sábado en El Nogalito.

Como consecuencia de todos estos acontecimientos, yo había comenzado a buscar información en internet sobre el INAI, las leyes indígenas y los conflictos sobre las tierras. En ese momento todo era nuevo para nosotros y no comprendíamos bien esta problemática. También en los últimos días busqué sobre la historia de pueblos indígenas de la Argentina, para saber si era verdad lo que nos habían dicho Rosa Beltrán y el Sacerdote del Siambon, en la reunión del día viernes en el Cadillal. Me llamó mucho la atención que los indígenas lules “eran una etnia extinguida hacia siglos, eran de origen amazónicos, que su hábitat natural era en el Chaco salteño entre los ríos Pilcomayo y Bermejo, que eran nómadas y comían carne humana”. Lo que me pareció repulsivo.

El día viernes de la otra semana, nos volvieron a invitar a otra reunión en el Cadillal a mi suegro Luis Prudencio Pérez y a mí. De esta reunión participaron los abogados Flores, Francisco Salado y el casero Manuel Joaquín Pérez. También participaron un grupo de cinco “religiosos” de la zona de Río Nío, Burruyacu. Ellos se comprometieron ayudar con ropa y juguetes para el día del niño. Mi suegro y yo, seguíamos adelante buscando un modo concreto de solucionar nuestros conflictos de nuestras tierras. Sabíamos que no éramos indígenas, pero nos resultaba tentador todo lo que nos ofrecían. Nosotros estábamos viviendo en ese momento, una gran confusión e indecisión, por tener que mentir para poder solucionar nuestro problema.

Al otro día siguiente, sábado, se hizo la segunda reunión en la casa de Carlos Alberto “Morocho” Díaz (DNI 8.510.954) en El Nogalito. El objetivo de esa segunda reunión era leer el estatuto, aprobarlo y firmarlo. Eduardo Martínez vino a la reunión acompañado de su secretaria Graciela, de la zona de Rearte de Trancas a quien conocimos ahí por primera vez. El trajo hecho el estatuto manuscrito por su secretaria y dirigió esta segunda reunión en la casa de Carlos Alberto “Morocho” Díaz (DNI 8.510.954). El me hizo sentar a su lado en la cabecera de la mesa. Cuando leí el estatuto, observé que tenía muchos defectos de redacción y ortografía. Le hice unas observaciones a Eduardo Martínez, por los defectos del texto; quien se molestó mucho conmigo. Ahí se entabló una discusión verbal de elevado tono de voz. Le dije que se podía haber hecho el estatuto, en una computadora y además habíamos pagado mucho dinero por ese trabajo. Además tenía ese estatuto muchas cosas escritas de las que nunca se habló: como que las tierras eran comunitarias, que ninguna de ellas podían ser enajenables, trasmisibles ni embargables. Para calmar los ánimos, él nos propuso hacer una votación entre los presentes. Les dijo a los presentes que había dos posturas: la de dejar el estatuto manuscrito como estaba o la postura mía de hacerlo de nuevo en computadora. En ese momento mi suegro, su hermano Manuel Antonio Pérez (DNI 13.377.189), Juan Carlos “Pecho” Pérez (DNI 13.377.133) hijo de la arrendataria Petrona Dominga Arce (1.799.301), los otros vecinos y propietarios junto conmigo, nos retiramos de la reunión, antes de la votación, por estar disconformes. Esa fue la reunión que nos terminó definiéndonos, pues nosotros no estábamos dispuestos a convertir nuestra propiedad que es privada en tierras comunitarias. Nunca habían existido en El Nogalito tierras comunitarias. Tampoco habían existidos caminos ancestrales, aguadas, culto a la pachamama ni apachetas como ellos nos decían que debía haber para justificar en el futuro, el reclamo como territorio de los indios lules. Por ese motivo es que a partir del año 2002 comenzaron a surgir en distintos puntos de El Nogalito acumulaciones de piedras, realizadas por ellos, como para justificar la existencia de indígenas y empezaron a llamar a las huellas que dejan las vacas en el monte, caminos ancestrales.

El miércoles siguiente de esa reunión de la cual nos retiramos, vino Patricio Timoteo “Pachi” Pérez (DNI 12.019.447) a la casa de mi suegro Luis Prudencio “Camito” Pérez. Él motivo de su visita era para decirle que yo no podía ser presidente de la comisión porque era nacido en la ciudad de Lules, no en El Nogalito. La condición para ser indígena era que tenía que ser nacido, haberse criado, residir actualmente en El Nogalito. Dijo que esta observación se la hizo Eduardo Martínez. Al viernes siguiente de esa semana Patricio Timoteo “Pachi” Pérez (DNI 12.019.447) regresó de nuevo a la casa de mi suegro, diciendo que Martínez le dijo que yo si podía ser presidente. Mi suegro y yo ya habíamos tomado la decisión de retirarnos definitivamente después de la segunda reunión de esa comisión.

Eduardo Martínez en una siguiente reunión acompañado de su secretaria Graciela, de la zona de Rearte, formó una nueva comisión. A los participantes le dijeron, según me comentaron, que yo no podía ser presidente porque era de la ciudad de Lules. Además yo no descendía de los indígenas lules, ni vivía en El Nogalito. Luego en esta nueva comisión eligieron como presidente a Carlos Alberto “Morocho” Díaz (DNI 8.510.954), secretario a Manuel Joaquín Pérez (DNI 22.534.924) y como vocales a varios familiares de él. Entre ellos juntaron plata, para que pudiera viajar Manuel Joaquín Pérez (DNI 22.534.924) a Bs. As a tramitar la personería jurídica en el INAI y gestionar un subsidio de $ 30.000. El subsidio no se lo dieron porque no tenían aún la personería jurídica. Era el mes de agosto del 2002.

El 11 de mayo de 2003, según el acta Nº 7 de la comunidad, se aprobó las modificaciones hechas al estatuto por exigencias del INAI, para que le otorgaran la personería jurídica. Ese mismo día eligieron cacique a Manuel Joaquín Pérez (DNI 22.534.924). Según establecen las leyes aborígenes el no puede ser cacique porque vive en Villa Mariano Moreno. Tampoco puede ser cacique porque es descendiente directo en 4º generación de Doña María Lorenza Cruz viuda de Zacarías Pérez, y en 5º generación de Don Mateo Cruz que era descendiente de español.

A mediado de mayo del 2003 se realizo un encuentro de comunidades indígenas en Trancas. A está reunión asistieron todos los integrantes de la comunidad de El Nogalito, y allí se reunieron con las comunidades en formación de Tolombón y Chuchagasta.

La comisión que se inició para solucionar el conflicto de la posesión de las tierras de mi suegro Luis Prudencio “Camito” Pérez y mías, con el Sr. Carlos Alberto “Talacho” Díaz y el Dr. Terán Molina y par constituir una cooperativa, terminó convirtiéndose en una comunidad aborigen. Todo esto sucedió por la sugerencia de abogados y dirigentes indígenas de los valles, políticos, religiosos, funcionarios públicos nacionales y provinciales, que aseguraron que bajo sus leyes indígenas se solucionarían todos los conflictos y además tendrían muchos beneficios económicos. “Ellos se hicieron indígenas por conveniencia” .

Para esa misma época intentaron formar otra comunidad indígena en otra parte de El Nogalito, en la zona de los González. Ellos también fueron acompañados de abogados. Les propusieron a los vecinos y propietarios de esa parte de El Nogalito empadronarse como indígenas. También fueron con las promesas de becas estudiantiles, subsidios y un camión para sacar las cosechas. Gerónimo Miguel González (DNI 5.535.213), fue el que le dijo a sus hermanos, sobrinos tíos y primos que todo esto era mentiras de ellos. Ellos no eran indígenas, que no asistieran a las reuniones y que no le firmaran ningún papel en adelante. Le advirtió que esto era la famosa “viveza criolla” de algunos abogados para quedarse con las tierras. Esto molestó mucho a Manuel Joaquín Pérez (DNI 22.534.924) porque desconocían su autoridad como cacique. Además la mayoría de las personas no lo conocían, porque se fue de chico del El Nogalito .

En febrero de 2006 las comunidades indígenas elaboraron un informe para la Convención Constituyente de la reforma de la Constitución Provincial. En dicho informe se afirma que la comunidad indígena de El Nogalito esta formada por 80 familias. El 24 de mayo del 2006 dicho informe fue estudiado por la comisión de Políticas Especiales de la convención reformadora. Manuel Joaquín Pérez (DNI 22.534.924) y Simón Honorio Pérez (18.255.509) falsificaron datos para la Convención Constituyente asesorados por los abogados de la Fundación Andhes. En El Nogalito no existen 80 familias supuestamente indígenas, sino 10 familias que se hicieron indígenas por conveniencia en el 2002.
De todo lo relatado en este testimonio ofrezco como prueba el escrito que presentó el 5 de setiembre del año 2006 la abogada Adriana Celina de Fátima Budeguer (MAT. PROF. 4284-Lº J-F 263) en el juicio sobre interdicto posesorio que inicio mi suegro, Luis Prudencio Pérez contra Carlos Alberto “Talacho” Díaz (DNI 11.238.717) y su abogado Gustavo Brígido Terán Molina. (Juzgado en lo Civil y Comercial Común Sec. 4, Expte. 924/01). En dicho escrito (fs.328 II cuerpo) ella argumento lo siguiente: “El demandado Terán Molina a lo largo de este juicio lo único que pretendió fue burlarse del actuar procesal, desviando el objeto de litigio y tratando de cambiar su rol de victimario al de víctima, lo cual no logro ni logrará nunca ya que los hechos hablan por sí solos (ver informe periodístico de la Gaceta). Es así como una medida de “solución inmediata” a sus problemas y dada la lentitud del sistema judicial, recurrieron al apoyo del gobierno nacional, a través del INAI, para obtener la protección que les acuerda el art. 75, inc. 17 de la constitución Nacional”. Son atribuciones del Congreso: Reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos… reconocer la personería jurídica de sus comunidades la posesión y la propiedad comunitaria de la tierra que tradicionalmente ocupan desde siempre”. Hoy los actores gozan de la paz y tranquilidad que persiguieron desde años, pueden cultivar libremente las tierras, criar animales, transitar seguros, recuperaron la dignidad que una vez les fue arrebatada por personas como los demandados. Hoy están los actores constituidos en COMUNIDAD INDÍGENA DEL NOGALITO y gozan no sólo del amparo del gobierno Nacional, sino también de los Organismos Internacionales, lo que Reconocen el derecho Pleno y Absoluto de la comunidad indígena sobre las tierras que poseen desde siempre. Manifiesta irónicamente el demandado Terán Molina que esta parte daba por perdido el juicio y que por ello la mi inacción. En primer lugar cuando se opero la caducidad de instancia yo ya había renunciado a la representación que ejercía en autos, lo cual era debidamente conocido y aceptado por los actores (fs. 287 II cuerpo), paralelamente ellos se constituían en Comunidad Indígena para obtener la protección del Estado. Todo el accionar jurídico de esta parte fue diligente y transparente, con la única finalidad de lograr que los actores obtuvieran la paz y tranquilidad tan buscada y deseada, hoy la tienen y agradecen por ella. La lucha contra el más débil nunca termina, pero hoy la unión de los actores los hace más fuerte que 5 años atrás, y saben que su dignidad humana NO se compra Ni se vende”.

La abogada Adriana Celina de Fátima Budeguer (MAT. PROF. 4284-Lº J-F 263) en ese momento era la asesora legal también de la comunidad en formación de TOLOMBON en Trancas. A ella la comunidad indígena del Nogalito le revoco el poder en el año 2004. Ella utilizó el conflicto de la posesión de las tierras de mi suegro Luis Prudencio “Camito” Pérez y mías, con Carlos Alberto “Talacho” Díaz y el abogado Gustavo Brígido Terán Molina, para crear otros nuevos conflictos por la posesión de las tierras con la complicidad, de abogados, dirigentes indígenas, políticos y de Manuel Joaquín Pérez (DNI 22.534.924), Simón Honorio Pérez (18.255.509) y sus hermanos. Ella en el juicio sobre interdicto posesorio que inicio mi suegro, Luis Prudencio Pérez contra Carlos Alberto “Talacho” Diaz (DNI 11.238.717) y su abogado Gustavo Brígido Terán Molina (Juzgado en lo Civil y Comercial Común Sec. 4, Expte 924/01), cometió el delito de prevaricato. La abogada Adriana Celina de Fátima Budeguer (MAT. PROF. 4284-Lº J-F es uno de los abogados responsables de que hoy, el conflicto con las tierras se haya extendido a todas la propiedades privadas de El Nogalito.

En esa misma época leí que para cumplir con las exigencias de la ley 23.302 para el reconocimiento de la personería jurídica ellos presentaron en el año 2002 al INAI, la siguiente historia: “Comunidad Indígena. Breve Reseña Histórica. …Como dice nuestra acta de constitución, somos descendientes del pueblo originario “Los Lules” que tuvo como habitat, toda la región de la selva-tucumana-oranense, o también llamado Las Yungas, que abarca mas de 150 kms… Con la formación de nuestra comunidad basado en el logro de una tenencia de tierra por parte de un abuelo nuestro don Francisco Solano ocupamos desde hace de mas de 200 años este predio, que ahora sufre nuevamente el embate de especuladores de tierras, que ostentando poder e impunidad pretenden despojarnos de lo poco que mas de 10 familias poseemos…Límites: Este: Finca de los Paz Posse. Oeste: cerro de Mala Mala. SUR: río duraznillo. NORTE: río lules.”. (Expte. Nº INAI-50133-2002, Foja: 11). Al leer esto me dí cuenta con mayor certeza del engaño y mentira que había detrás de todo esto, ya que Francisco Solano Pérez (1859-1909) era nieto de Mateo Cruz, quien compró la estancia de El Nogalito en el año1849, lo que certifica que recién son 163 años y no más de 200, que sus descendiente habitan estas tierras. Don Mateo Cruz vivía en el centro de San Miguel de Tucumán y no en estas tierras. Su casa estaba ubicada en la calle Mendoza al novecientos (900) entre las actuales calles Salta y Junín. Esta propiedad de casi un cuarto de manzana estaba en lado este de la antigua Iglesia de la Piedad, hoy del Buen Pastor. En esa casa vivió con sus hijos, quienes la conservaron hasta el año 1910, que fue vendida a los hermanos Medicci. Con todas estas mentiras me dí cuenta que los intereses por nuestras tierras de El Nogalito, superan a la familia de Manuel Joaquín Pérez, pues es el Estado quien a través del INAI, aceptó este escrito, para justificar la entrega de la personería jurídica como comunidad aborigen.

Aquí realmente se mueven muchos intereses oscuros, con el fin de asustar a los propietarios, descendientes legítimos de Don Mateo Cruz y de Doña María Cipriana Ramos, y a los nuevos propietarios, para comprar las tierras por monedas. Grandes intereses económicos están moviendo, a quienes vinieron de afuera a sugerir la formación de la falsa comunidad aborigen y a quienes lo apoyaron desde adentro, para quedarse con las tierras de todo el Nogalito que son propiedades privadas, con la excusa de que son indígenas. Estas tierras tienen un valor incalculable, si tenemos en cuenta la futura construcción del dique Potrero de las Tablas, la mina El Alizal de oro y cobre que se encuentra arriba de El Nogalito y el circuito turístico “chico” que tarde o temprano debe ser terminado de asfaltar, hasta llegar a Lules.

Germán Alfredo Gutiérrez
DNI 21.562.647

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